Al ex
presidente y hoy senador Álvaro Uribe se le viene saliendo la lengua en su afán
opositor al proceso de paz con la guerrilla porque no lo quiere como lo
proyectó el gobieno de Santos. Sus pupilos en el congreso lo siguen
doctrinariamente sin que exista un punto aparte en esa postura antagónica, unos
que tienen horno por dentro botan candela cuando hablan en la controversia. Lo
que el senador Uribe no entiende es que él ya no es presidente de la república
y el que manda en este proceso es Santos y los votos que lo reeligieron.
El
centro democrático se constituyó en una oposición al actual gobierno y debe
seguir en su tarea. Pero lo inconveniente es que el grupo uribista atice a los
militares para atraerlos al lado opuesto de la causa sin medir las
consecuencias que esto trae en un país que está totalmente dividido y que
persiste en violencia. Lo triste de todo esto es no entender que es mucho mejor
un gana-gana, gobierno-guerrilla, que seguir enfrentado a un enemigo, que
posiblemente siendo derrotable, podría seguir existiendo por muchos años más
sino se llega a un convenio concreto.
Construir
la paz empieza por el acuerdo, continúa con la tarea por parte del Estado y de
la Sociedad cumplir los derechos humanos universales y termina con la felicidad
de todos los colombianos. Determinados periodistas de los medios de
comunicación, que a pesar de tener una gran responsabilidad en el proyecto
pacificador, se han enfrascado en una polémica ruin que creen que el proceso de
paz depende de la amistad que debe existir entre Juan Manuel Santos y Álvaro
Uribe, lo que los comunicadores no comprenden es que el caudillismo de Uribe es
adbominable y constituye desde todo punto de vista atraso político.
La
tarea de los periodistas es no dejar fracasar el proceso de concordia que el
gobierno de Santos ha iniciado y dejar que la oposición haga su trabajo y ponga
sobre la mesa sus propuestas, que indudablemente servirían de retroalimentador
y refinamiento del pacto final. Las aves de mal aguüero están en todas partes y
tienen asustados a muchos compatriotas al traer a colación que si se firma el
proceso de paz con la guerrilla de la FARC y del ELN el castrochavismo se
tomaría al país, cuestión fuera de casilla y que demuestra el desconocimiento
de nuestra idiosincracia, de la política en Colombia y de su propia
historia.
POSDATA UNO: Estaba escrito por el
poeta italiano Horacio: “Quien vive temeroso, no será nunca libre.”
POSDATA DOS: El Metro llega al Congreso. Ya era el
momento de que el senado de la república asumiera una discusión pública
dirigida a darle apoyo a la construcción del metro en Bogotá. Para tal fin el
próximo martes habrá una sesión plenaria para conocer el proyecto avaluado en
15 billones de pesos. Lo que se espera es que de aquí salga un apoyo político
estructurado y definitivo para su edificación. Bogotá, capital de la república,
tiene un tremendo déficit de transpote público masivo. El sistema transmilenio
y su red, que en un principio se creía que era una solución, ha tenido un
atraso en la construcción de nuevas vías que lo ha llevado a colapsar
definitivamente. Sin duda cumplió con la prueba de ser un buen método de
trasladarse en la ciudad y por este motivo el plan de ampliación debe
continuar. Paralelamente, se ha pensado en la construcción del metro, como
complementario del transporte público existente, puesto que casi todas las
grandes urbes del mundo se han decidido hacerlo y han comprobado su eficiencia.
(24-10-14)