Parece que el señor Fiscal
General de la Nación y unos titulares Magistrados de las cortes están jugando
con candela. El país nacional está cansando de tanto abuso. La reforma
constitucional que cursa en el congreso sobre equilibrio de poderes, si bien
pretende arreglar lo que está torcido y desmontar privilegios de unos altos
funcionarios, es de carácter democrática y equitativa por constituir un deseo
de la opinón pública. No podría haber equilibrio de poderes si reformar
consiste en cambiar de nombre a las instituciones y no transformarlas para el
mejoramiento, la equidad y la ética del servicio público.
Clausurar la comisión de acusaciones, o de
absoluciones en la jerga popular, y a cambio crear un tribunal de aforados a la
medida de una cúpula que tiene mucho, es una falta de respeto con los
ciudadanos y un engaño al país. El fiscal general y los magistrados no pueden
ser la excepción, si el gobierno nacional pretende complacerlos cometería un
grave error que traicionaría la aspiración de cambio. Se presume que lo que se
está cocinando entre la esfera oficial y un sector de congresistas es algo que
contradice el deseo de millones de colombianos.
La acción de investigar, acusar y juzgar a los
encaramados empleados debería corresponder a un órgano lo más independiente y
moralmente posible para que haya un proceso jurídico y nunca político como lo
viene sosteniendo un grupo de parlamentarios que representa la decencia en el
congreso. La propuesta es de interés general y no puede mantener ni otorgar
franquicias a unos funcionarios mientras a otros se les niega.
En la discusión pública del proyecto de reforma
se le vio al fiscal general de la nación Eduardo Montealegre muy ofuscado por
la propuesta de igualar el sistema penal de los altos funcionarios, sin excepciones,
y adecuándolo a la ordenanza predominante de contrapesos democráticos que busca
que no haya autoridad encumbrada y que todos sean tratados por parejo.
En tanto la contralora general de la república
Sandra Morelli no pudo investigar al fiscal
Montealegre porque es un aforado, el fiscal si lo hizo poniendo a la
contralora en la puerta de la cárcel y llevándola al exilio, sin otro rigor que
el de hacer prevalecer la atribución investigativa que él tiene sobre la
facultad constitucional de la contralora de vigilar la gestión fiscal de la
administración. Se presume que es un desquite del fiscal con la contralora, y
así lo vió la nación, ella, cumpliendo con su deber indagó a Saludcoop y
demostró que los directivos de la EPS sustrajeron un billón cuatrocientos mil
millones de pesos del sistema de seguridad social en salud de propiedad de los
colombianos.
El fiscal está en todas partes como lo
sostienen opiniones de prensa, hay un notorio temor de un sector de congresistas, entre ellos,
los vinculados al desfalco de la Dirección Nacional de Estupefacientes, e
incluso, trasciende a unos periodistas del curubito que están espantados.
POSDATA: El
caricaturista Vladdo en el diario El Tiempo expresó el 17 de septiembre pasado:
““Van a existir noticias pronto” sobre el carrusel de la salud, me dijo en una
entrevista el doctor Eduardo Montealegre en julio de 2012. ¿Qué entenderá por
prontitud el señor Fiscal?”
(10-10-14)