La oposición de la gente a la
guerrilla de las FARC ha crecido desmedidamente. Ya no son los dirigentes que
pertenecen al Centro Democrático los que critican el proceso de paz de La
Habana. A la franja de incrédulos entran nuevos que piden acelerar las
conversaciones y ven a la guerrilla enemigo número uno de la paz y de la
libertad individual, por cuanto sigue atacando a pueblos y veredas privando a
los territorios de sosiego y quitándoles los bienes naturales como el agua.
¡Por esto y otras cosas más existe una desconfianza inmensa!
Entre los nuevos están unos que
tampoco ven sensata la actitud pasiva del gobierno nacional frente a los hechos
de violencia guerrillera, la gente no puede entender el exceso de tolerancia de
parte de la administración Santos que prefiere callar antes que arremeter. A
pesar de todo otras personas siguen prefiriendo el acuerdo aunque se demore
antes que seguir en la rutina violenta cincuentenaria.
El defensor del pueblo Jorge Armando
Otálora, es un funcionario que viene llamando la atención sobre los horrendos
crímenes cometidos por la subversión que han dejado a poblaciones enteras
despojadas de sus bienes materiales o de sus servicios básicos para la
supervivencia. Igualmente cree que el proceso de
paz es el único que pierde con las acciones violentas de las FARC y le recuerda
al grupo irregular que los colombianos son los que van a legitimar el proceso,
sobre lo cual tiene razón.
La indignación va en crecimiento
cuando se ve a los jefes de las FARC con su doble lenguaje, hablando de paz en
La Habana y autocalificándose de víctimas y a la vez sus escuadrones subversivos matando a soldados y
policías y despojando a civiles. ¡Qué vaina! Esto da para que el común de los
colombianos los catalogue criminales y de doble moral. Si así son ahora, ¿cómo
serán cuando entren a la vida civil y política de la nación?
Mientras el ministro de defensa
saliente nunca bajó la guardia calificando reiterativamente a las FARC de
terroristas, el recién posesionado Luis Carlos Villegas ha expresado que el proceso de negociación puede estar en peligro si se le agota el oxígeno
que le da la población tras los ataques armados de las guerrillas durante el
último mes. Como el discurso del ex ministro Pinzón se había desgastado, viene
el de Villegas que podría darle un vuelco a las conversaciones o mantener la
corrida de las guas tal como lo hacen hoy.
Frente al atolladero surgen
propuestas para apresurar las conversaciones de La Habana que se iniciaron hace
casi tres años. Unos dirigentes del partido Verde consideran importante la
opinión del pueblo para que sea éste el que señale una fecha para cerrar el
proceso de La Habana, se haría mediante una papeleta que consignarían los
ciudadanos en las elecciones de octubre próximo. El ex presidente Uribe,
propone la concentración de tropas de las FARC en un sitio y en condiciones
determinadas para recobrar la confianza de la opinión pública.
Ambas propuestas enriquecen el
proceso, pero posiblemente la de Álvaro Uribe conllevaría un alargamiento del
final, lo cual contradice la fuerza de opinión que pide prontitud, pues la
demora del acuerdo es una de las tantas causas del desespero popular.
POSDATA: Desde la tumba el líder moral y político sudafricano Nelson Mandela repite: “Nadie es realmente libre si arrebata a
otro su libertad.”
(26-06-15)