El Hospital San Jerónimo está en
cuidado intensivo. No es la primera vez, es la habitual que sus administradores
lo ponen en riesgo de cerrarse, sin embargo sigue allí sostenido con la droga
que siempre le tiene la clase política de turno a costilla de la plata de todos
los cordobeses. No hay estabilidad laboral y las bolsas de empleo de los
políticos viven de su exprimido presupuesto. El ministro de salud sabe lo que
pasa por dentro y hasta se ha anunciado la intervención. ¿Pero qué?
En la internet se dice que el
hospital está conformado por un conjunto de talentos humanos. Los únicos talentos humanos serían el cuerpo
médico, las enfermeras, sus auxiliares y los empleados de abajo. Pero su junta
y gerente impuestos por los políticos locales nada tienen talentoso, más bien
son un grupo repugnante de gente, demófago como los calificaría Homero, el cual
maneja el centro hospitalario dantescamente llevándolo a la quiebra cada
cuatrienio para bien de los intereses y patrimonios individuales de los
elegidos.
Casi nunca se sabe con precisión a
cuanto llega el déficit. Su explicación es crasa cuando es la misma causa la
que originó los anteriores, fenómeno incorregible por sus dirigentes. Lo cierto
es que los embargos y el desorden en los servicios continúan. Aunque las cifras
a simple vista cuadran para los administradores al decir que las cuentas por
cobrar son $55 mil millones y las deudas $50 mil millones. Ya el año pasado se
anunciaba que el departamento de Córdoba no cumplía con la deuda adquirida y
mucho antes se sabía que la gestión de recuperación de la cartera por parte de
la entidad era deficiente.
Al escabroso estado financiero y
moral crítico del hospital se suma la sanción impuesta por la oficina del
ministerio de trabajo de Córdoba al actual gerente Nelson Morales Salgado por
$1.478 millones, al suscribir contratos de dudosa transparencia con fundaciones
y cooperativas, los cuales son parte de la matufia y del conteo desastroso de
desatinos. A cada salida de crisis, el hospital recibe un nuevo golpe de
quiebra, así el circulo vicioso de la irresponsabilidad administrativa nunca
termina, mientras tanto ganan los cleptócratas en medio de la confusión y la
indignación de los usuarios.
Como bien lo ha denunciado la
ciudadanía cada vez que se cambia el gerente y la junta directiva viene el
nuevo remezón, porque siguen haciendo lo mismo que ordena el grupo político
predominante. Hechos repetitivos que originan el caos. En el escenario tiene fuerza
el mandamás que desporrondinga y le abre el paso al caco y al despilfarrador de
dineros públicos como fetus in fetus.
Y obra en el expediente problemático
del hospital una deficiente gestión en el manejo financiero, pues tal es la
ceguera que los malos resultados cabalgan sobre el mismo motivo que saben los
actores que los acarrean. Mientras la entrada al hospital se bloquea por la
demanda de servicios, adentro los médicos y demás servidores se mueren de
hambre esperando el pago mensual y los beneficiarios se desesperan por la
desatención. ¡Señor ministro de salud, con todo lo que se quiera taponar el
hueco el hospital sigue siendo la caja menor de la política local!
s y financieros
POSDATA: Buen consejo el del filósofo italiano
Nicolás de Maquiavelo: "Hay que
ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos."
(03-07-15)