MAL AGÜERO

El optimismo es esperanza de lo que puede venir si la nación progresa y de aquí derivarse el bienestar individual y colectivo. Cuando uno oye a las personas quejarse de la situación económica por el desempleo y el alto costo de vida es preocupante. Además, mucha gente se encuentra en estado atrabiliario por lo que sucede en el país. Entre más hablan el gobierno y los políticos más se ahonda la intraquilidad. Porque lo hacen con un cinismo exagerado que espanta.

El desempleo llegó en marzo a 10.1% y se quedó en dos dígitos, cuando entre abril de 2015 y marzo de 2016 fue de 9.1%. La inflación de precios no ha parado. El dato oficial no coincide con la realidad. En 2015 fue de 6.77%, pero la clase trabajadora percibió la inflación superior al 12% frente al alza de precios de los productos de consumo básico. Y en el año en curso no cesa.

El Banco de la República que es el organismo encargado de controlar la inflación se ha empecinado en aumentar la tasa de intervención hasta llegar hoy al 7%, su junta está segura que el origen inflacionario está en el alto consumo, pero no tiene en cuenta que la variable que más ha incidido en la inflación después de la escasez por el fuerte verano, ha sido la devaluación del peso. Sin embargo, nunca intervino el mercado del dólar.

Se olvidan los miembros de la junta del Banco de la República que el incremento de la tasa de intervención, que automáticamente encarece el crédito bancario, es un detonador  inflacionario, pues el sistema financiero provee de fondos a la industria y si la plata es cara, las grandes y pequeñas empresas trasladan el aumento a los consumidores. 

Nos han metido en la cabeza que la junta directiva del banco está conformada por prohombres, no lo son, son de carne y hueso, que defienden intereses de los grupos de presión que justamente intervienen en sus decisiones. El dólar caro favorece a los exportadores y conduce a la ineficiencia empresarial. Así la empresa local domina el mercado interno ante la falta de competencia externa. 

POSDATA: De la voz del pueblo: “El perro viejo no ladra en vano.”

TE DESTACAMOS: El término “mermelada” fue acotado por el ex ministro de hacienda Echeverry, para expresarles a los políticos que el producto de las regalías se iba a repartir mejor entre las regiones. De allí en adelante el combinado de fruta, azúcar y agua quedó gravado en la mente de la gente como una bonificación del  gobierno nacional a la clase política regional para financiar a su clientela. Del dulce   sale el CVY (como voy yo) que financia a la mayoría de las campañas políticas.

(06-06-16)

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